miércoles, 26 de marzo de 2014

Mapplethorpe en París



Han transcurrido veinticinco años desde que Mapplethorpe, el artista de formación católica que profanó los usos, los temas y la recepción del arte fotográfico, falleció en Boston, enfermo de sida y devorado por demonios internos. Ahora, París bendice por partida doble al fotógrafo malogrado (1946-1989) con una gran retrospectiva en el Grand Palais y con una muestra comparativa (con imágenes y esculturas yuxtapuestas) en el museo Rodin.
La muestra en el Grand Palais aborda, a través de más de 250 obras, la carrera del fotógrafo con una intención omnicomprensiva, de manera que el visitante pueda valorar las diferentes etapas del artista y completar su visión más allá de sus imágenes icónicas (desnudos, retratos, flores). Se trata de ir más allá de una muestra parcial, como las que han reflejado líneas temáticas o la selectiva mirada de artistas (Isabelle Huppert, Pedro Almodóvar).
Todas las facetas de su práctica fotográfica están representadas en esta exposición, que muestra a un autor empeñado en desposeer sus imágenes de cualquier filtro o barrera entre su idea y la obra final. Para expresarlo en sus propias palabras: “Busco la perfección en la forma. Lo hago con los retratos, con las pollas, con las flores”, dijo en una entrevista con Barbara McKenzie.
La obra de Mapplethorpe está muy ligada al conflicto entre el arte contemporáneo y su aceptación en la sociedad. El 12 de junio de 1989, la Corcoran Gallery de Washington se negó a albergar su exposición itinerante The perfect moment en el último momento por las presiones recibidas, que tildaban la muestra de obscena. El público se movilizó contra la censura: varios seguidores proyectaron imágenes de la exposición sobre la fachada del museo. La muestra incluía un autorretrato del fotógrafo, de espaldas y mirando hacia la cámara, con un látigo a modo de cola con el que se había autosodomizado.

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