Los niños son bastante fáciles de
contentar. Basta un pequeño gesto para conseguir dibujarles una sonrisa en el
rostro. Para un niño el simple hecho de poner el pie en un restaurante McDonald’s es, por ejemplo,
motivo de alegría.
La cosa cambia por
completo, sin embargo, cuando hay adultos
en la ecuación. ¿Cómo se logra que un adulto vuelva a sentirse como un niño? Intentar
“camelárselo” utilizando trucos infantiles no funciona. Pero, ¿y si fuera
posible lograr que el adulto cambiara su manera de mirar las cosas y las
contemplara como si de un niño se tratara?
Aunque los viajes en
el tiempo son por el momento cosa de ciencia ficción, McDonald’s se las ingenió hace unos
meses en Perú para que los adultos volvieran a sentirse niños otra vez en sus
restaurantes. Y no lo hizo recurriendo a sofisticados dispositivos para viajar
en el tiempo sino haciendo algo tan sencillo, y efectivo, como aumentar la
altura de sus mostradores.
De esta manera, la
famosa cadena de comida rápida logró no sólo que sus clientes adultos volvieran
a mirarlo todo con los ojos de un niño sino que se empezaran a comportar
también como tales, dando saltitos sobre el mostrador, poniéndose de puntillas,
señalando los productos con el dedo y sobre todo acompañándolo todo de
sonrisas, muchas sonrisas.
Para llevar a cabo
esta sencilla pero mágica campaña, McDonald’s confió en la agencia peruana Fahrenheit DDB.
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